El Día de Halloween surgió de un sinnúmero de supersticiones y leyendas de Bretaña e Irlanda. La gente de estos países celebraba el final del otoño. Creían que en una de esas noches el dios Pagano de la muerte, llamado Samhain, venía a recoger las almas de los malvados. Se creía que las almas de los muertos escapaban para irse de ronda con las brujas y los demonios. Para ahuyentarlos, la gente encendía grandes fogatas en los picos de las colinas en honor a los dioses Druidas.
Mas tarde, Roma conquistó Gran Bretaña y las creencias y supersticiones sobre Samhain se unieron a los festivales romanos de la cosecha. El primero de noviembre era la época que escogían los romanos para honrar a Pomona, diosa de las frutas y las huertas.
En el siglo VII, el primero de noviembre fue declarado Día de los Santos en el calendario cristiano, pero, los paganos continuaron encendiendo hogueras y esperando en esa noche la llegada de las brujas. Con el tiempo surgió la celebración del Día de Halloween el 31 de octubre, o sea, la víspera del Día de Todos los Santos. Se usan entonces disfraces y se celebran bailes y fiestas.
Esta celebración fue acogida en Estados Unidos, donde los niños se disfrazan y van con linternas por el vecindario pidiendo dulces con el ya familiar "trick or treat!", esperando que les obsequien con dulces.
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